miércoles, 18 de julio de 2018

18 de julio de 2018 Limoges (FR) a Meijel (NL)

Algunos días son extraños. Diferentes, porque te sorprenden. Hoy por ejemplo, me esperaba una ruta monótona. Casi 900Km desde Limoges, cruzando Francia para acabar en Holanda.
Ha amanecido un día espléndido. Un sol radiante y 17 grados. No creo que por España haya estado mejor. Igual que llevo haciendo estos días, a las ocho en punto ya estaba saliendo.
Enseguida he pillado la autopista y he iniciado la ruta que me haría pasar por Orleans, París, Maastrich, ya en Bélgica, Bruselas, y terminar cruzando a Holanda a un pueblecito llamado MEIJEL.
Un día sin incidencias, gracias a Dios. Escuchando música, o pensando en mis cosas, o las dos cosas a la vez.  
Cruzar París ha sido un poco rollo. aproximadamente 45 minutos de atasco por la circunvalación. Menos mal que voy en moto y te puedes colar entre los coches. Eso ha sido hacia las once y media. Luego, unos 200 km más adelante, la frontera con Bélgica. Y me encuentro un tipo empujando una Harley por el arcén de la autopista. He parado como he podido para ver si necesitaba ayuda, con bastante miedo porque estábamos en el arcén y los coches pasaban como flechas. Era el típico Harlista: chaqueta de cuero sin mangas, pantalón vaquero, botas de cowboy, calvo, con bigote. Más canas que yo, fuerte y con tatuajes. He parado a unos cien metros de él, porque no me daba tiempo de parar antes. Se ha ido acercando mientras empujaba la moto. Antes de llegar, se mete el dedo gordo en la boca y me hace una seña que no entiendo. Pienso... ya verás a ver por donde me sale este tío. 
Repite el mismo gesto incesantemente. Le pregunto si habla ingles, y me niega con la cabeza. Entonces como ve que no le entiendo, apunta con el pulgar al depósito de gasolina... ¡ya te entiendo chaval, que te has quedado sin gasolina!. Me hace señas de que siga, que ya se las apaña. En fin, me marcho por donde he venido, y mientras me subo en la moto veo por el retrovisor que llega un policía. Así que le dejo en buena compañía.
Por lo demás, el viaje sigue sin incidencias. Ya llegando a este pueblo de Meijel en Holanda, circulo por una carretera preciosa. A mi izquierda unas planicies verdes, con casas desperdigadas. Junto a la carretera, árboles perfectamente alineados y espaciados. A mi derecha un canal, cruzado cada cierto tiempo por un puente de los de Van Gogh. Precioso.

El pueblo ha sido toda sorpresa. Es como EuroDisney. Las calles son de ladrillo en vez de asfalto. Todas las tiendas tienen escaparates. Es ámplia. No hay edificios altos ni modernos. Todo es una urbanización de lujo.
El hotel, está en una plaza cruce de tres caminos, donde también está una iglesia de gran planta.
Tengo una habitación estupenda con techo abuhardillado, y con una gente muy amable. Todo el mundo habla inglés. Lo quer más choca es que todos van vestido como los turistas de Benidorm: camiseta sin mangas, bermudas, calcetines blancos y a ser posible, mocasines. Pero se ve pasta por todas partes.
Estamos en el país de Lego, y claro, no podía faltar una tienda en la calle principal. Aqui una vista del hotel.
Lo mejor es que el campanario tiene un carrillón que da las horas.

Bueno, mañana ya me empiezo a adentrar en la penísula escandinava. Subo hacia Bremen, Hamburgo, para pasar a Dinamanrca, y por los tuneles y puentes acabar en Malmo ya en Suecia. Seguro que más interesante que lo de hoy.

2 comentarios:

  1. Hola Nacho, leo que el viaje se te va dando bien.Pedazo de etapas.Vs.

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  2. Nacho, ten cuidado con la seña del pulgar en la boca a ver si el Harlista te estaba pidiendo otro tipo de servicio 😂😂😂

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